En las primeras semanas posteriores al confinamiento, las malas noticias sobre la economía india parecían incontables. La actividad económica se paralizó con el bloqueo más estricto jamás visto. No se compraban automóviles nuevos ni vehículos de dos ruedas, las ventas de productos de consumo duradero alcanzaron un punto mínimo, el consumo de combustible y energía se colapsó y se perdió una gran cantidad de empleos.
Pero a medida que la economía india sale lentamente del bloqueo, la imagen que emerge es menos sombría de lo esperado. S&P ha reafirmado la calificación crediticia de India como BBB- con una perspectiva estable y Fitch Ratings espera que el PIB de India crezca un 9.5% el próximo año. El renacimiento está siendo liderado por el consumo “básico” que conforma casi el 35% del PIB. En los próximos trimestres, esperamos ver una recuperación del consumo discrecional y, finalmente, de la formación de capital en el ciclo de inversión. Los últimos datos reflejan una recuperación lenta pero clara de la actividad económica, de la cual la demanda de energía es un indicador principal. La demanda de energía ahora ha disminuido solo un 2% interanual (a finales de mayo de 2020) en comparación con un 28% menos a principios de abril.
India, como muchos otros países, ha emprendido una combinación de medidas monetarias y fiscales para reactivar su economía. Se ha anunciado un paquete total de USD 265bn, que representan el 9.8% del PIB estimado para el año fiscal 2021. El paquete monetario comprende las iniciativas de aumento de liquidez del Banco de la Reserva de India por un monto aproximado de USD 106bn, así como una reducción en la tasa de recompra en 40 puntos básicos, llevándola a un nivel históricamente bajo del 4%.
El paquete fiscal fue múltiple. Se centró en apoyar a las pequeñas empresas del país, el elemento vital del emprendimiento en la clase media. Cubría también a los segmentos más pobres de la sociedad, incluida la mano de obra inmigrante, los agricultores pequeños y marginales y los pobres urbanos. Estas medidas incluyeron una combinación de ayudas a corto plazo y un programa para viviendas de alquiler asequibles para trabajadores inmigrantes y pobres urbanos. También hubo un componente de reformas agrícolas del lado de la oferta que se habían retrasado mucho en la India.
Con los meteorólogos señalando un monzón al 102% de lo normal este año, se espera una excelente cosecha de verano que debería impulsar la agricultura y el consumo rural. Se espera que el aumento de los ingresos en las manos de los inmigrantes retornados y el alivio vía dinero en efectivo pagado a las familias vulnerables en las zonas rurales, mantengan alta la demanda rural.
Con un creciente sentimiento anti-China a nivel mundial, ha habido un cambio claro en las dinámicas de poder en los últimos dos años. Inicialmente fue la desconfianza en la iniciativa Belt Road, seguida de las guerras comerciales y las denuncias de robo de propiedad intelectual. Más recientemente, ha sido la reacción contra el coronavirus y la militarización del mar del sur de China. La gota que colmó el vaso está siendo la vulneración de los derechos humanos en Hong Kong.
Todos estos factores han contribuido a proyectar a India como un Plan B creíble: una democracia sólida, con el potencial de ser el hub de la industria manufacturera mundial y un socio comercial. Aunque India se retiró el año pasado del pacto comercial regional multilateral, la Regional Comprehensive Economic Partnership (RCEP), este grupo de 15 naciones ahora ha invitado a la India a volver a la mesa y están dispuestos a aceptar el aplazamiento de la India para abrirles su mercado. Todo esto apunta a la creciente relevancia económica y geopolítica de la India.
No es sorprendente que la inversión extranjera directa en la India haya estado creciendo durante los últimos 5 años, hasta alcanzar los USD 50bn en el año financiero que finaliza en marzo del 20. En el ranking del índice Ease of Doing Business, publicado por el Banco Mundial, India subió al puesto 63 el año pasado, estando en la lista de las 10 economías con más mejoras por tercer año consecutivo.
India está preparando una reserva de tierra cinco veces mayor que Hong Kong que se destinará a las compañías que deseen trasladar la fabricación fuera de China, y ya ha invitado a más de 1,000 multinacionales. En los últimos dos meses, a pesar del bloqueo, el brazo digital de Reliance Industries, conocido como Jio Platforms, ha recaudado un formidable suma de USD 11,2bn de inversores internacionales como Facebook, Mubadala y KKR.
En conclusión, como en el resto del mundo, la situación macroeconómica en India sigue siendo grave, aunque es probable que la recuperación en India sea más rápida. La actual crisis del Covid-19 tiene más la naturaleza de un muy fuerte resfriado que de un cambio estructural. El resultado real dependerá, no solo del ritmo de reapertura del país, sino de la transmisión eficiente de los estímulos monetario y fiscal. La historia de crecimiento de la India a largo plazo, basada en el consumo y el espíritu empresarial de una nación joven, permanece intacta. En todo caso, el creciente sentimiento contra China puede ser un punto de inflexión para la aceleración del crecimiento de la India. Leer la noticia en RankiaPro