Reconozcámoslo: hoy en día, China es persona non grata y prácticamente ha desaparecido de las carteras internacionales. Mientras que los flujos son positivos en los mercados emergentes, con 30.000 millones de dólares en 2023, son negativos en China.
China evoca a los inversores internacionales un muy mal recuerdo: Japón en los años noventa. La demografía es desfavorable (la política del tercer hijo es un fracaso), el país está endeudado y el riesgo de crédito asociado al sector inmobiliario es elevado. La deuda de los promotores representa el 16% del PIB, y un write off del 50% tendría un impacto de unos 8 puntos del PIB. La confianza de los consumidores se mantiene en un nivel históricamente bajo y los chinos siguen acumulando ahorros por precaución, lo que parece el principio de una deflación.
A esto hay que añadir el riesgo geopolítico de las elevadas tensiones sino-estadounidenses y el temor a un conflicto en Taiwán. Las exportaciones, que siguen siendo uno de los principales motores de la economía, están sufriendo los efectos de las restricciones estadounidenses, además de la ralentización de la actividad mundial. El Made in China ha caído del 21% del total de las importaciones estadounidenses en 2018 al 15% en 2023, en beneficio de países como México y Vietnam. Y la India no ha hecho más que empezar…
Las últimas cifras sobre la actividad económica son decepcionantes, y el repunte posterior al Covid no se ha materializado. El sector inmobiliario sigue generando problemas. Y la aparente buena salud del sector del automóvil se debe principalmente a los vehículos eléctricos e híbridos, que ya representan el 33% del mercado y están parcialmente subvencionados.
En mayo el consenso entre los economistas era del 5,7%, lo que, por una vez, superaba las previsiones oficiales. Desde entonces, las expectativas han bajado, y el consenso es ahora del 5,07%.
En GemEquity, nuestro fondo global de mercados emergentes, China representa el 30,4% frente al 29,7% de nuestro índice de referencia, una sobreponderación prudente.
Parafraseando a Cervantes, ¡dónde hay vida, en teoría hay esperanza!
1. En Estados Unidos, el consenso bipartidista contra China está bien establecido. No será un tema central en la próxima campaña presidencial, ya que los votantes tienen otras preocupaciones. No olvidemos que las empresas estadounidenses venden a China productos por valor de 500.000 millones de dólares, frente a 200.000 millones de importaciones. Todo tiene un límite.
2. El cambio de la regulación en el sector de Internet ha asustado -y con razón- a los inversores desde octubre de 2020. ¿Por qué ser accionista de empresas cuando los políticos pueden decidir en cualquier momento sobre los beneficios y su distribución? Desde entonces, la retórica de Pekín ha cambiado y este año ha habido algunos indicios de que su actitud es ahora favorable.
3. El gobierno reacciona ante el riesgo inmobiliario reduciendo en diez puntos porcentuales la cuota inicial exigida a los primeros compradores, y aún más en el caso de un segundo apartamento, rebajando el tipo hipotecario entre 50 y 70 puntos básicos, convirtiendo parte del stock en viviendas sociales y asumiendo la deuda de las empresas estatales. En la reunión del Politburó del pasado julio ya no se mencionó la dimensión especulativa del sector.
4. La confianza empresarial subió a 49,7 en agosto, frente a 49,3 el mes anterior. Tanto el PMI manufacturero (51) como el PMI de servicios (51,8) superaron la barrera de los 50 puntos. La inflación se acerca a mínimos históricos. El Gobierno aplica una política favorable a las empresas. A diferencia de Occidente, el PBoC (banco central) aplica una política monetaria acomodaticia para estimular la actividad. La recuperación es frágil, pero hay recuperación.
A un PER de mercado de 10, las expectativas de crecimiento de los beneficios empresariales son nulas. Sectores como Internet, el farmacéutico y el manufacturero han visto reducidas sus valoraciones a más de la mitad. Muchos valores cotizan por debajo del efectivo por acción. Los riesgos macroeconómicos están descontados. Con China ausente de los principales fondos, el flujo de ventas debería agotarse.
Doce meses después, ¡hay rayos de esperanza! En una cartera global, valores como Alibaba, Tencent y BYD vuelven a ser bienvenidos.
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